NUMEROLOGIA

El poder de los números La creencia en alguna forma de poder de los números o en su capacidad para influir en las personas y los acontecimientos está universalmente distribuida de alguna manera, y la encontramos presente en todas las épocas.

Generalmente se le llama numerología, traducible como «ciencia de los números», impropiamente ya que tiene muy poca base científica, pero tiene muchos niveles de expresión, desde los superficiales y supersticiosos del vulgo hasta los más ocultos de las ramas esotéricas de las religiones y disciplinas espirituales.

No es casualidad que la cábala y la ghimatria estén en la base del judaísmo y de las religiones semíticas en general, y que el tantra sea uno de los fundamentos del hinduismo y de las religiones dhármicas, a menudo, las prácticas adivinatorias de diversa índole, e incluso la propia astrología y el uso de las cartas del tarot y las runas, están estrechamente vinculadas a los números.

PITAGORAS A LA GHEMATRIA

De Pitágoras a la ghematria, el estudio de los números ha desempeñado un papel significativo en diversas culturas y tradiciones a lo largo de la historia.

Pitágoras, el famoso filósofo y matemático griego, consideraba que los números eran la base de la realidad y que poseían características específicas que podían representar conceptos como la masculinidad, la feminidad, la unión y la perfección. Para Pitágoras, los números eran un lenguaje divino que revelaba la verdad.

La ghematria, por otro lado, es un sistema alfanumérico que se encuentra en la Cábala judía, el cristianismo y el hermetismo. Esta práctica asigna un valor numérico a cada palabra y, a través de estos valores, se puede trazar una influencia específica. La ghematria sostiene que los números se traducen en vibraciones que pueden afectar la realidad.

La ghematria tiene sus raíces en la numerología semítica caldea, donde cada letra corresponde a un número preciso. También se le atribuyen colores precisos, ya que las vibraciones se manifiestan no solo como sonidos, sino también como colores. Esta conexión entre números, vibraciones y colores es fundamental en la ghematria.

El tantrismo, otra tradición espiritual, también se basa en la numerología, específicamente en la numerología india. Al igual que la ghematria, el tantrismo asigna números y colores a cada letra. Esta práctica reconoce que las vibraciones pueden manifestarse tanto como ondas sonoras como ondas electromagnéticas que se traducen en colores.

A lo largo de la historia, las creencias populares también se han relacionado con la numerología. Desde la búsqueda de la suerte a través de los números hasta la interpretación de los sueños que revelan números para jugar en la lotería, la gente ha buscado orientación y significado en los números en su vida cotidiana.

En resumen, desde Pitágoras hasta la ghematria y el tantrismo, la numerología ha sido utilizada para explorar el poder y la influencia de los números en las personas y los acontecimientos. Aunque su base científica es limitada, sigue siendo una herramienta fascinante para aquellos que buscan una comprensión más profunda del universo y su conexión con los números.

DEL TANTRISMO A LA MUECA

El tantrismo también se basa en la numerología india, no muy diferente de la ghematria semítica de origen caldeo.

A cada letra corresponden números precisos y colores precisos, porque las vibraciones, cuando se manifiestan como ondas electromagnéticas, no son solo sonidos sino también colores.

Esto nos lleva muy lejos, a un conocimiento perdido o enterrado que los antiguos parecen haber tenido y a través del cual no solo interpretaban los hechos del cosmos a través de los números que expresaban, sino que llegaban a influir en ellos, la llamada magia.

Sobre esta antigua capa de conocimientos ocultos se depositaron los de las creencias populares, desde la búsqueda de la suerte a través de los números hasta la caza de los números en sueños para ser jugados luego en la lotería y la atención a las «señales» que el universo nos envía diariamente para ser traducidas en números, a menudo con el fin de jugarlos o utilizarlos para resolver asuntos prácticos.