Las Siete Leyes Universales

ALBERT EINSTEIN

Albert Einstein dijo una vez que todo en el universo está determinado por fuerzas que no podemos controlar. Así como existen leyes físicas que rigen el movimiento de los objetos, también hay leyes universales que nos afectan mental, emocional y espiritualmente. Estas leyes son una guía interna que nos conecta con un poder divino interior.

Las Siete Leyes Universales son principios que rigen el funcionamiento del universo y también se aplican a nuestras vidas. Tienen miles de años de antigüedad y se originaron en antiguas civilizaciones como Egipto, Grecia e India.

En resumen, estas leyes nos recuerdan que estamos conectados con el universo y que hay un poder superior que nos guía en todo momento.

LAS LEYES UNIVERSALES SE BASAN

En principios simples y fundamentales que rigen el funcionamiento del universo. Todo lo que existe es energía, y dependiendo de su densidad, la percibimos de diferentes formas. Estas leyes son eternas y operan en todo momento, independientemente de si somos conscientes de ellas o no. Cuando nos desviamos de estas leyes, sentimos que algo está desequilibrado en nuestras vidas.

Estas leyes universales funcionan en paralelo, y si ignoramos una, también estamos ignorando las demás. No podemos cambiar o anular estas leyes, por lo que nuestra elección es si somos conscientes de su existencia y hasta qué punto las aplicamos para moldear nuestras vidas.

Si las ignoramos, nos privamos de poder, creyendo que las respuestas a lo que no comprendemos están fuera de nosotros, lo que nos lleva a sentirnos impotentes. Pero cuando somos conscientes de estas leyes universales y actuamos en armonía con ellas, podemos crear magia en nuestras vidas. Al alinearnos con estas fuerzas universales, comenzamos a reconocer las conexiones, manifestar nuestros verdaderos deseos y utilizar nuestro poder creativo de manera efectiva.

Cuando vivimos en armonía con las leyes universales, podemos percibir el flujo y la sincronicidad en nuestra vida. Nos damos cuenta de que somos co-creadores de nuestra realidad y que nuestras acciones y elecciones tienen un impacto significativo. Al ser conscientes de estas leyes, aprovechamos nuestro poder interior y nos volvemos más capacitados para crear una vida significativa y satisfactoria.

 

Las Siete Leyes Universales

 La Ley del Mentalismo

 La primera ley universal establece que todo es conciencia. Todo lo que ves a tu alrededor era inicialmente un pensamiento hasta que se convirtió en un resultado visible como energía condensada. Todo tiene su origen en el mundo invisible y mental. Esta ley también se conoce como la Ley de la Unidad Divina. Todo está conectado. Este principio es el que nos permite aplicar nuestra facultad mental para aprovechar todas las demás leyes, casi percibiendo el pensamiento como el sistema operativo que nos permite interactuar con las otras capas del ser.

Cómo usarla a tu favor: Percibimos las cosas de acuerdo a nuestros pensamientos. El mundo es como que es, pero nosotros lo vemos de la manera en que pensamos, dependiendo de nuestros miedos y creencias. Las acciones hacen que nuestros pensamientos tengan una existencia física. Nuestros pensamientos y nuestras acciones deben estar en total armonía. Para crear cualquier cosa en tu vida, primero debes dirigir tus pensamientos. De esta manera creas tu realidad.

Las Siete Leyes Universales

La Ley de Correspondencia

La Ley de Correspondencia establece que lo que ocurre en el plano interno se refleja en el plano externo. Es decir, como es arriba, es abajo; como es adentro, así afuera. Todo lo que existe en el mundo invisible de nuestros pensamientos, emociones y creencias se manifiesta en el mundo visible a nuestro alrededor. Esta ley también es conocida como la Ley de la Atracción, ya que lo que emitimos en nuestro interior atrae experiencias y situaciones similares en nuestra vida.

Para utilizar esta ley a nuestro favor, debemos ser conscientes de nuestros pensamientos y emociones internas y trabajar en mejorar nuestra actitud y perspectiva. Si deseamos un cambio positivo en nuestra vida externa, primero debemos cambiar nuestra realidad interna. Por ejemplo, si anhelamos más alegría y amor en nuestra vida, debemos cultivar y expresar más alegría y amor desde dentro.

Al entender y aplicar la Ley de Correspondencia, podemos crear una conexión más profunda con el universo y reconocer que nuestras acciones e intenciones tienen un impacto en nuestro entorno y en las personas que nos rodean. Si nos enfocamos en el bienestar y la positividad en nuestro interior, irradiaremos esas energías hacia el exterior, lo que contribuirá a traer bienestar y positividad al universo en general.

En resumen, la Ley de Correspondencia nos enseña que nuestras experiencias externas están relacionadas con nuestra realidad interna, y podemos utilizar esta comprensión para mejorar nuestra vida y contribuir a un cambio positivo en el mundo que nos rodea.

Las Siete Leyes Universales

La Ley de la Vibración

La Ley de la Vibración nos enseña que todo en el universo es energía en constante movimiento y vibración. Todas las cosas, desde el espíritu hasta la materia, vibran a diferentes velocidades y frecuencias. Entre estos dos polos existen innumerables niveles vibratorios. Cuando experimentamos emociones negativas como el miedo, la ira o la vergüenza, estamos en una vibración más baja. Por el contrario, cuando sentimos emociones positivas como el amor, la alegría y la gratitud, estamos en una vibración más elevada.

Para aprovechar esta ley a nuestro favor, debemos ser conscientes de nuestras emociones y vibraciones. Si deseamos atraer ciertas experiencias o manifestar nuestros deseos, debemos alinear nuestra vibración con lo que queremos. Cuanto más en sintonía estemos con la frecuencia de nuestros deseos, más rápido podremos atraerlos hacia nosotros.

Una forma de hacerlo es adoptar una actitud interna de que lo que deseamos ya está disponible para nosotros en el universo y que solo debemos elevarnos a esa frecuencia para atraerlo hacia nuestra realidad. Al elevar nuestras emociones y mantener una vibración positiva, creamos una especie de imán que atrae las circunstancias y oportunidades que están en armonía con nuestra vibración.

Es importante recordar que nuestras emociones y pensamientos juegan un papel crucial en nuestra vibración. Al cultivar una mentalidad positiva, practicar la gratitud y enfocarnos en emociones elevadas, podemos alinearnos con las experiencias que deseamos atraer a nuestras vidas.

En resumen, la Ley de la Vibración nos recuerda que nuestras emociones y pensamientos influyen en nuestra vibración, y podemos utilizar esta comprensión para sintonizarnos con lo que deseamos atraer y manifestar en nuestras vidas. Al elevar nuestra vibración, creamos un entorno propicio para atraer experiencias positivas y alinear nuestra realidad con nuestros deseos más profundos.

Las Siete Leyes Universales

La Ley de Polaridad

La Ley de Polaridad nos enseña que todo en el universo tiene su par de opuestos, y que lo igual y lo diferente son, en realidad, aspectos complementarios de la misma cosa. Esta ley nos recuerda que en todo lo que experimentamos en la vida, siempre hay dos polos o extremos, como la luz y la oscuridad, la felicidad y la tristeza, el éxito y el fracaso.

Para usar esta ley a nuestro favor, debemos ser conscientes de que podemos cambiar la polaridad de nuestras emociones y perspectivas. Cuando nos encontramos en una situación negativa o difícil, podemos buscar lo positivo o aprender lecciones valiosas que nos ayuden a crecer y mejorar. No es negar los aspectos negativos, sino encontrar un equilibrio y ajustar nuestra vibración para afrontar los desafíos de manera más constructiva.

Al enfrentar situaciones adversas, podemos permitirnos sentir tristeza o enojo temporalmente, pero también reconocer que esos sentimientos no deben aferrarse a nosotros por mucho tiempo. En lugar de quedarnos en la negatividad, podemos elegir movernos hacia una perspectiva más positiva y centrarnos en encontrar soluciones o crecimiento personal.

Es importante recordar que la dualidad es una parte natural del universo y que todos experimentamos altos y bajos en la vida. Al comprender la Ley de Polaridad, podemos desarrollar una mayor resiliencia y adaptabilidad ante los desafíos que se presentan en nuestro camino. A través de la búsqueda del equilibrio y la comprensión de que los polos opuestos son parte de la experiencia humana, podemos utilizar esta ley a nuestro favor para mantener una mentalidad más positiva y constructiva en todas las circunstancias.

En resumen, la Ley de Polaridad nos invita a reconocer la dualidad en todo lo que experimentamos y nos da la oportunidad de ajustar nuestra vibración y perspectiva para encontrar un equilibrio y crecimiento personal en todas las situaciones. Al aceptar que los opuestos coexisten y aprender a cambiar nuestra percepción, podemos utilizar esta ley a nuestro favor para enfrentar los desafíos de manera más constructiva y mantener una mentalidad positiva en la vida.

Las Siete Leyes Universales

La Ley del Ritmo

La Ley del Ritmo nos recuerda que todo en el universo se mueve en un ciclo natural y tiene su propio ritmo. Desde la respiración y los ciclos de la naturaleza, hasta los patrones de nuestras vidas, todo fluye en un movimiento constante y cambiante. La vida se compone de incesantes ciclos de nacimiento, crecimiento, declive y renacimiento.

Para usar esta ley a nuestro favor, es esencial que reconozcamos y nos adaptemos al ritmo natural de la vida. No podemos retener nada, ya que todo está en constante movimiento y cambio. Debemos aceptar que después de los momentos difíciles, vendrán momentos mejores, y después de la actividad y el trabajo duro, debemos permitirnos el descanso y la recuperación.

Es importante recordar que cada individuo tiene su propio ritmo en la vida. No debemos compararnos con los demás ni tratar de seguir el ritmo de los demás. En cambio, debemos honrar y respetar nuestro propio ritmo y aceptar que nuestras experiencias y progresos seguirán su curso natural.

Al comprender y aplicar la Ley del Ritmo, podemos encontrar paz y armonía al reconocer que todo tiene su tiempo y lugar, y que los ciclos de la vida son inevitables. Aceptar y fluir con estos ritmos nos permite vivir en sintonía con el universo y abrazar el constante cambio y crecimiento que trae consigo.

En resumen, la Ley del Ritmo nos enseña a aceptar el flujo natural de la vida y adaptarnos al ritmo de los ciclos y cambios que se presentan en nuestras vidas. Al seguir nuestro propio ritmo y honrar la naturaleza cíclica del universo, podemos encontrar un mayor equilibrio y serenidad en nuestra existencia.

Las Siete Leyes Universales

La Ley de Causa y Efecto

La Ley de Causa y Efecto nos enseña que cada acción o causa que realizamos tiene una consecuencia o efecto correspondiente. Nada ocurre sin una razón, y cada resultado que experimentamos en nuestra vida tiene una causa subyacente. Podemos ver esta ley como un principio de «acción y reacción», donde nuestras elecciones y acciones generan resultados específicos.

Si hay un resultado en nuestra vida con el que no estamos satisfechos, podemos aplicar esta ley para rastrear la causa detrás de ese efecto no deseado. Al entender la conexión entre nuestras acciones y los resultados que experimentamos, podemos identificar qué cambios o decisiones debemos hacer para lograr los efectos deseados en nuestra vida.

Podemos imaginar esta ley como sembrar una semilla y cosechar los frutos de lo que sembramos. Si deseamos una cosecha más abundante y satisfactoria, necesitamos plantar semillas de acciones positivas y constructivas.

Para utilizar esta ley a nuestro favor, es esencial que asumamos la responsabilidad de nuestra vida y reconozcamos que somos los creadores de nuestras experiencias. Al comprender que nuestras elecciones y acciones determinan nuestros resultados, podemos tomar decisiones más conscientes y alineadas con nuestros objetivos y deseos.

En resumen, la Ley de Causa y Efecto nos recuerda que nuestras acciones tienen consecuencias y que somos los responsables de nuestras vidas y experiencias. Al ser conscientes de esta ley, podemos tomar decisiones más sabias y enfocadas en crear el efecto deseado en nuestra vida. Reconocernos como creadores nos empodera para ser más proactivos y alinear nuestras acciones con nuestros objetivos y aspiraciones.

Las Siete Leyes Universales

La Ley de Género 

La Ley de Género nos enseña que todo en el universo contiene energía masculina y femenina, refiriéndose a las características arquetípicas de estos géneros más que a la identidad de género o la sexualidad. La energía masculina se caracteriza por ser penetrativa, asertiva, progresiva, conquistadora y orientada hacia la acción y el avance. Mientras tanto, la energía femenina es receptiva, sagrada, protectora y nutridora, enfocada en preservar y mantener lo esencial para la vida.

Para utilizar esta ley a nuestro favor, debemos integrar y equilibrar la energía masculina y femenina dentro de nosotros. Ambas energías son fundamentales para nuestro poder creativo y para crear la vida que deseamos vivir.

Al equilibrar estas energías, podemos encontrar armonía y completitud en nuestro ser. La energía masculina nos impulsa a tomar acción, a avanzar y a conquistar nuestros objetivos, mientras que la energía femenina nos brinda la sabiduría de la receptividad, la conexión con lo sagrado y la capacidad de nutrir y cuidar de lo más esencial en nuestra vida.

Cuando honramos y abrazamos ambas energías dentro de nosotros, nos volvemos más capaces de crear una vida significativa y equilibrada. En lugar de polarizar o limitar nuestras acciones a una sola energía, podemos aprovechar la totalidad de nuestro ser para alcanzar nuestros propósitos y objetivos de manera más plena y auténtica.

En resumen, la Ley de Género nos invita a integrar y equilibrar las energías masculina y femenina dentro de nosotros para desbloquear todo nuestro potencial creativo y vivir una vida más completa y satisfactoria. Al honrar y utilizar estas energías de manera equilibrada, podemos acceder a una mayor fuerza y sabiduría en nuestro camino hacia la autorealización y el bienestar.

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